El Garachico Apartamentos ofrece vistas al jardín y alojamiento con balcón y hervidor de agua a unos 2,2 km de la playa del Búnker y de la playa del Guincho. Apartamento con vistas al mar y a la ciudad y conexión WiFi gratuita.
Este apartamento cuenta con 3 dormitorios, sala de estar, TV de pantalla plana, cocina equipada con zona de comedor y 1 baño con ducha y lavadora.
El apartamento cuenta con barbacoa. El Garachico Apartamentos ofrece servicio de alquiler de bicicletas.
El aeropuerto más cercano es el de Tenerife Norte, ubicado a 51 km. El establecimiento ofrece servicio de enlace con el aeropuerto por un suplemento.
Información sobre el anfitrión
Garachico está ubicado en el noreste de la isla de Tenerife, donde ocupa 29,28 km2 dentro de la comarca de Icod-Daute-Isla Baja. Más de la mitad de su territorio está cubierto por pino canario, paisaje volcánico y un antiguo acantilado que separa el casco histórico de las medianías. Garachico posee un rico patrimonio arquitectónico de los siglos XVI y XVII muy bien conservado, por lo que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1994. Además, posee el título de Villa y Puerto, concedido por el rey Alfonso XIII en 1916. En la zona de costa de este municipio se encuentran fincas extensas dedicadas al cultivo del plátano, mientras que en medianías se encuentra una agricultura de autoconsumo con pequeñas propiedades. Cuenta, además, con un puerto deportivo de reciente construcción junto al casco histórico, que convive con playas de callaos y arena negra y pequeños acantilados. Cabe destacar las piscinas naturales de El Caletón, una de las zonas de baño más populares, y el imponente roque que se alza frente a su costa. Tras la conquista de Tenerife, Garachico se convirtió en el principal puerto pesquero y comercial de la isla hasta que una erupción volcánica lo destruyó.
Sus calles adoquinadas invitan a explorar el corazón del pueblo, sus iglesias y construcciones históricas. Garachico rompe clichés: ¿quién dijo que alguien no puede resurgir de sus cenizas? La erupción del volcán de Trevejo, que lo devastó casi por completo en 1706, solo sirvió para reconstruirlo aún más bello y encantador que antes.